| Hola a todos, hoy llega a los cines The Batman. Durante una década, Robert Pattinson ha hecho sus deberes con matrícula de honor para que la gente se olvidara de Crepúsculo. Su carrera posvampírica se ha centrado en el cine de autor (igual que su compañera de reparto, Kristen Stewart), y ha trabajado con David Cronenberg, James Gray, Claire Denis, los hermanos Safdie, Robert Eggers, Christopher Nolan... con quien estaba filmando Tenet cuando le llamaron para hacer la prueba para Batman. Nolan, que para eso rodó las tres entregas precedentes del caballero oscuro, le pilló: no se ausentaba por un problema familiar, sino porque iba a ponerse el traje de Batman (en concreto, para el test usó el de Val Kilmer). Después ya llegaron los anuncios oficiales y las alegrías, porque en el circuito de cine de autor, tanto en producción como en exhibición, muchos dieron saltos de felicidad. Pattinson volverá al cine más personal, arrastrará más inversores tras dar vida con suerte a Bruce Wayne, y probablemente con él llegue un nuevo público, rejuvenecido, a esas salas. Y luego llegó la pandemia y se acabó el cuento de la lechera. Pattinson seguirá actuando en películas arriesgadas, autorales. Todos los que le hemos entrevistado (y es accesible), le hemos oído ironizar sobre la saga Crepúsculo y otras componendas a las que cedió al inicio de su carrera. En el festival de San Sebastián, cuando presentó High Life, de Claire Denis, nos dejó esta perla sobre sus filmes con directores de prestigio: "Yo no logro empujar estas producciones. De hecho, para mí es complicado conseguir trabajos como este. Porque los directores que me interesan necesitan años y años para cada uno de sus proyectos. En este caso el dinero no procedía de mi presencia sino de Claire, como todas sus películas. No tengo ese poder... siempre que no hablemos de películas de vampiros, claro [carcajadas]. Pero ya hay suficientes películas malas en el mundo". Eso suena a lema vital, aunque en aquel septiembre de 2018 dijo acerca de su futuro: "Para protagonizar una superproducción tienen que gustarte los deportes de equipo más que a mí. Yo ni siquiera sé lo que es comercial. Hay tres o cuatro actores capaces de liderar filmes de este tamaño: Mark Wahlberg y un par más. Las posibilidades de que yo encabece un proyecto así son realmente bajas". Aquí se columpió, y no parecía que escondiera sus cartas. Ahora bien, la pandemia ha destrozado a las salas de cine centradas en creaciones de autor. Puede que Pattinson atraiga ahora más inversores, pero lo de un nuevo público... ojalá sea cierto, porque el espectador adulto no ha retornado. Y todavía no hemos hablado de The Batman. Aquí os dejo un artículo sobre las claves de la nueva película de Matt Reeves (y sí, añadí bastante opinión), y la crítica de Javier Ocaña de la película. A él le ha gustado más que a mí, que sentí que el guion iba y venía sin mucho sentido, solo para rellenar tres horas de metraje, hecho que sepulta los aciertos, que los hay y muchos, de la película. Como todas las referencias a Seven (desde el protagonismo de dos detectives, uno veterano afroamericano, otro joven caucásico, al asesino en serie) o a Kurt Cobain y su grupo Nirvana. Bruce Wayne es emo con alma de grunge. Y su bajada a alimentarse de grandes tebeos como The Long Halloween (la película arranca un jueves 31 de octubre, noche de Halloween), Batman: Ego y Batman: Year One). Quien sí sale bien parado del viaje es Pattinson, que ha firmado por otras dos películas más. Ojalá en ese viaje tenga hueco para más cine con Denis, Cronenberg o los Safdie. Y ojalá en alguna ciudad un adolescente piense en ver las anteriores películas del tipo ese que ahora encarna a Batman. Y que se sienta interpelado por esas miradas distintas, y la próxima vez las busque en salas. Ucrania, y la guerra que solo quiere Putin En febrero de 2017, ya sabíamos quién era el cineasta ucranio Oleg Sentsov: habíamos visto Gamer (2011) y conocíamos que tras la invasión de Crimea, Sentsov, que es de esa zona y con familia y pasaporte ruso, fue detenido el 11 de mayo de 2014 porque había sido uno de los cabecillas del movimiento AutoMaiden, a cuyos integrantes proporcionó alimentos y ropa a los protestantes, y condenado en un juicio ridículo por terrorismo. Aquel febrero de 2017 se estrenó en la Berlinale The Trial: The State of Russian vs Oleg Sentsov, un documental que os recomiendo (así lo conté) y que ilustra toda aquella farsa que acabó con Sentsov en Siberia. El documental aumentó la atención sobre la injusticia. Tras cinco años de cárcel, en septiembre de 2019 fue liberado en un canje de prisioneros entre Ucrania y Rusia. Y en febrero de 2020 apareció en la Berlinale, con una película, Numbers, que dirigió a distancia desde Siberia, usando a su abogado como mensajero. En la capital alemana me habló de derechos civiles: "Todavía hay más 300 ucranios en prisiones rusas y yo no voy a parar hasta que estén libres tanto ellos como los terrenos ucranios ocupados por Rusia. El cine siempre será más importante para mi espíritu, pero no dejaré de batallar hasta que conozcamos la derrota de Putin. Y entonces sí me dedicaré solo al cine". Y me advirtió del peligro real de Putin, que en el resto de Europa era tomado entonces con algo de displicencia: lo podéis leer aquí, y debéis de hacerlo porque Sentsov fue profético. El miércoles aparecieron fotografías de Sentsov armado en un frente bélico sin datar desde el que remitía una carta abierta pidiendo más apoyos y juramentándose para no rendirse nunca. Ojalá esto acabe pronto y Sentsov pueda volver a lo que estaba haciendo justo antes de la invasión: promocionar su nuevo estreno, Rhino. A 4 de marzo, el Oscar grande lo gana 'CODA' Cuidado. No es mi favorita (que yo soy fan de Licorice Pizza, Drive My Car y El poder del perro), pero tras el triunfo el domingo de CODA, de Sian Heder, a mejor reparto, en los galardones del sindicato de actores, se abre un interrogante: ¿y si CODA es el Green Book de esta temporada? A 4 de marzo, CODA es la favorita... si, insisto con mi cantinela habitual, los votantes extranjeros no inclinan la balanza hacia El poder del perro. Reconozco que CODA me interesa mucho más que la original francesa, La familia Bélier, y que cuenta con un arma muy potente: los personajes sordos los encarnan actores sordos, algo que no hicieron en Francia. Desde luego, uno de esos intérpretes que brilla en pantalla, Troy Kotsur, parece tener bien amarrado el Oscar a actor secundario. Justo días antes de su triunfo en los SAG, hablé con Sian Heder, guionista y directora, sobre esa posibilidad de los Oscar y sobre la correlación que sintió escribiéndola entre la vida de los personajes y la suya misma: "Hay un paralelismo exacto entre la vida de los hijos de sordos, que viven distintas realidades dentro y fuera de casa, y la de los descendientes de primera generación de inmigrantes. Mi padre no entendía algunas costumbres estadounidenses y desde luego no se parecía en nada a los padres de mis amigos". Aquí podéis leer más. Farhadi y las joyas ocultas No había más que cruzarte con un cineasta iraní que hubiera rodado a escondidas o sorteando como pudiera la censura, y se oía esta cantinela: "Asghar Farhadi es el niño bonito del régimen". Nadie lo diría viendo sus películas, que siempre esconden críticas a las desigualdades sociales. Justo ganador de dos Oscar, habitual del panorama internacional desde que deslumbró con A propósito de Elly (Oso de Plata a la mejor dirección en la Berlinale 2009), en sus promociones mundiales templaba mucho sus declaraciones. Pero el pasado verano, con el estreno de Un héroe en el festival de Cannes, Farhadi se encontró ante un panorama distinto. Mohammad Rasoulof le había dirigido a Farhadi esta frase: "Vivimos una guerra y todos somos soldados. O de un lado o de otro". Farhadi ya había elevado algunos de sus comentarios antigubernamentales y bien por ello bien porque haya razón en la reclamación, un alumno suyo le había demandado por plagiarle el guion de Un héroe, historia que a su vez se basa en hechos reales. Lo más noticioso no es la denuncia, sino que el régimen iraní la admitiera. Y en un sistema tan controlado y cerrado, ahí hay una señal. En Francia, Farhadi se contuvo verbalmente; hace dos semanas, por teléfono, ya subió el tono. Es otro Farhadi: "Con los años, la situación en mi país ha empeorado. Todos los que vivimos en Irán y sufrimos esta presión, acabamos afectados. Nadie se libra". Y tampoco rehuyó, como podéis leer aquí, ninguna pregunta ni sobre el plagio. Antes de pasar a los estrenos, contaros que Javier Ocaña empieza una serie en la que buscará joyas ocultas en las plataformas, y en la primera ha buceado en el catálogo de Netflix, encontrando 10 películas muy muy curiosas. Estrenos de la semana Hoy nos detenemos en tres, tras hablar hace unos párrafos de Batman. HIVE (COLMENA). Blerta Basholli Cuenta Elsa Fernández-Santos de este drama que ganó tres premios en Sundance: "Es un canto a la esperanza a partir de una imagen desesperada: la de una mujer buscando a su marido entre los restos de ropa de una fosa común. Una mujer cuyo semblante, duro y amargo, se mantiene firme". Podéis leer la crítica aquí UN HÉROE. Asghar Farhadi Javier Ocaña escribe: "Verdad y mentira, bondad y maldad, acierto y yerro siempre son términos relativos en las películas de Asghar Farhadi. Cada una de sus criaturas, en un deambular por el mundo que no puede ser más que cojitranco, suele acabar encontrando su lugar para mostrar no solo su punto de vista sino también su verdad". Podéis leer la crítica aquí LANGUAGE LESSONS. Natalie Morales También Javier apunta sobre esta humilde y sorprendente comedia en la era del Zoom: "Se desarrolla a través de dos únicos tipos de plano: con Morales ocupando la casi totalidad del encuadre, y Duplass en la esquina en un pequeño recuadro, o al revés. Que semejantes imágenes —junto con mensajes individuales de audio e imagen— atraigan la atención del espectador durante hora y media tiene que ver con la atractiva composición de los personajes". Podéis leer la crítica aquí Hasta la semana que viene, un abrazo, Gregorio En twitter, para cualquier consulta, soy @gbelinchon |