El Dakar (de Senegal) y la Supercopa (de España), dos competiciones que se disputan muy lejos de sus lugares de origen, atraídas hasta Arabia Saudí gracias al dinero, ocupan estos días parte del foco del deporte español. En el rally, Carlos Sainz busca su cuarto triunfo, tras las victorias en 2010, 2018 y 2020. Líder, con veinte minutos de ventaja, debe afrontar a partir del domingo, con salida de la séptima etapa en Riad, la parte final de la carrera. Ese mismo día, en la misma ciudad, se disputa la final de la Supercopa, un Real Madrid - FC Barcelona que todo espectador en Arabia deseaba. Porque imaginemos, por un momento, si la final hubiera sido un Atlético - Osasuna ¿qué hubieran pensado los saudíes? Menuda decepción se hubieran llevado.
Es verdad que en la historia de la Supercopa, solo 3 veces en 40 ediciones hubo una final sin Real Madrid o Barcelona, así que no es extraño que uno de los dos grandes esté. Pero si buceamos más en los datos, vemos, sin embargo, que en las 35 primeras ediciones, hubo solo siete finales Madrid-Barça, un 20% del total. El cambio de paradigma ha llegado en las últimas cinco Supercopas, las de Arabia Saudí, donde ha habido ya tres clásicos (uno de ellos una semifinal), fruto de un cambio de formato que busca justo esto, que también este torneo sea una cosa de merengues y culés para poder cobrar más a los que pagan. Arabia es quien pone muchísimo dinero —que se lo digan a Jon Rahm y sus 500 kilos por dejar la PGA por LIV, o a Alcaraz y Djokovic que echaron recientemente una pachanga en Riad— y prefiere un partido de renombre mundial y evitar a los Athletic, Real Sociedad, Osasuna, Betis o Valencia de turno (a los que por cierto, la RFEF paga menos parte del pastel). Les molestan. Como les molesta la democracia o la libertad de expresión. La grada estos días ha sido un reflejo de todo esto: por un lado, los locales, pitando masivamente a Toni Kroos por sus críticas a Arabia y a la marcha de jugadores jóvenes a la liga saudí, y por otro, 600 navarros que viajaron hasta este rincón del mundo para animar a los suyos. De esta Supercopa me quedo con la dignidad del jugador alemán y con los seguidores de Osasuna. |