| Las cifras de muertos no dejan de crecer (ya rozan los 20.000). También los heridos, con casi 70.000. Las imágenes son abrumadoras. Y la destrucción, generalizada en las zonas de Turquía y Siria, que han sufrido potentes temblores y sus continuas réplicas. Según los datos aportados por ambos países, hay más de 11.000 edificios destruidos y las personas que se han quedado sin casa y necesitan realojo rozan las 700.000. Por ahora. Porque tristemente, esas cifras van a crecer. "Tras este tipo de desastres, las primeras 72 horas son de importancia crítica para las operaciones de búsqueda y rescate", aseguraba Orhan Tatar, director general de Terremotos y Mitigación de Riesgos de AFAD, la agencia de gestión de emergencias del Gobierno turco. Lo contaba en esta pieza a nuestros compañeros Andrés Mourenza, que nos cuenta cotidianamente lo que pasa en Turquía, y Antonio Pita, nuestro corresponsal para Oriente Próximo, que ha viajado hasta la ciudad de Sanliurfa, que se ha visto muy afectada. Ese plazo de 72 horas cumple hoy. Y será cuando las posibilidades de encontrar supervivientes entre los miles de desaparecidos decaigan notablemente. En el periódico, nada más conocer la tragedia se organizó un operativo. Nuestro compañero Óscar Gutierrez se embarcó rumbo a Turquía para reforzar la cobertura, mientras que desde la Redacción se abría un directo para contar la última hora de lo que allí está ocurriendo. Turquía y Siria se sitúan sobre un terreno con alto riesgo sísmico, en una confluencia de placas; en 2022 se registraron 20.000 temblores en la zona. A pesar de ello, se sigue construyendo de forma precaria, lo que también explica las graves consecuencias de los seísmos. Por eso, tras el shock inicial, ya se ha empezado a hablar de responsabilidades. Sobre todo en Turquía. (Lamentablemente, sobre Siria sabemos mucho menos debido al conflicto que asola el país). En Turquía se celebran elecciones presidenciales este año. El presidente Recep Tayipp Erdogan quiere revalidar y consolidar su control sobre las instituciones mientras que la oposición aspiraba a derrocarle. Una de las regiones más afectadas del país ha sido Hatay, en el este; una zona que adolece de inversiones estatales y que muchos de sus habitantes han descrito como "abandonada" durante años. Lo han vuelto a repetir estos días. Y el Gobierno de Erdogan no solo ha criticado esos mensajes, sino que, en un deje de autoritarismo, ha rastreado a los que los han escrito y los ha detenido y a algunos de ellos encarcelado. La policía turca lo explicaba en este tuit en lo que se podría entender como un perverso aviso para navegantes. El globo chino. Esta semana, también hemos visto cómo un globo chino penetraba en el espacio aéreo de Estados Unidos. Washington afirma que se trataba de espionaje; Pekín hablaba de que los vientos lo habían llevado hasta allí. Poco después, otra sonda del país asiático era avistada en América Latina. Posteriormente, se hizo público que durante el mandato de Trump, al menos tres de estos globos habían surcado "brevemente" los cielos estadounidenses sin que se repara en ellos. La incursión no solo ha tensionado las relaciones entre EE UU y China, ya tensas por varios asuntos, entre ellos Taiwán, sino que también ha agitado la política estadounidense y ha sido usado como arma arrojadiza entre demócratas y republicanos. ¿Bolsonaro lo sabía? Quizás ha pasado algo desapercibida esta noticia. Un senador brasileño ha afirmado que un asesor de Jair Bolsonaro le invitó, en presencia del entonces presidente, a participar en una conspiración para impedir la llegada al poder de Lula. El plan consistía en que el senador aprovechase su estrecha relación con el juez del Tribunal Supremo Alexandre de Moraes, máxima autoridad electoral y azote del bolsonarismo, para grabarle a escondidas alguna declaración comprometedora que permitiera detenerlo. Eso desataría una crisis institucional que, según la trama, pondría en marcha un proceso para anular las elecciones e impedir que el ganador, Lula, asumiera la Presidencia. Bolsonaro "escuchó en silencio", afirmaba. El senador matizó después sus palabras, tras hablar con los hijos de Bolsonaro, como nos contaba nuestra corresponsal allí, Naiara Galarraga. Pero la noticia fue muy comentada en Brasil al tratarse de la prueba más contundente de que el político radical de derechas podría haber estado implicado en el intento de golpe de Estado. Las dinámicas recuerdan al aciago asalto al Capitolio orquestado por los seguidores de Donald Trump, tras perder las elecciones presidenciales estadounidenses contra Joe Biden. Una perversa inspiración que debe servir de aviso a otras democracias. Supremacistas blancos y una organización ultra en la sombra. Los movimientos radicales de extrema derecha son un grave problema para muchas democracias del mundo. En Estados Unidos fueron detenidas dos personas, acusadas de planear un ataque a la red eléctrica de Baltimore. La trama, motivada por el racismo, aspiraba a "destruir por completo" esta ciudad con mayoría de población negra, según informó el Departamento de Justicia de Estados Unidos. Unos días antes, la publicación Vice contaba cómo uno de sus periodistas se había infiltrado en una escuela neonazi de Ohio, en la que una pareja adoctrinaba a menores, todos blancos, en valores ultras. Se coordinaban a través de un grupo de Telegram, con 2.400 seguidores. Nuestros compañeros de América también se han acercado a un grupo ultra, este más organizado y consolidado que la escuela mencionada. Se trata de El Yunque, una secta extremista "de corte ultraconservador y violento, que ha esparcido sus tentáculos en la política de América Latina y España, caso del PAN en México o Vox, en España", escribía Georgina Zerega. En el reportaje, la periodista hablaba con un hombre que entró en la agrupación en 2002, siendo niño, y que lo captaron en su grupo de Boy Scouts. El fin del Yunque es "imponer el reinado de Cristo en la Sociedad por cualquier medio", contaba. Les inculcan la organización se basa en tres pilares: dejar su vida por Cristo; no hablar en público de la organización; y disciplina, para llevar una vida estructurada y ejecutar entrenamientos físicos. El maltrato y las agresiones eran comunes. También el acoso y las palizas a personas del colectivo LGTBI, feministas, socialistas, así como la "caza de comunistas". "Lo que hacen contigo es abusar de tu mente. Te convierten en una máquina de guerra. Yo era una máquina de guerra que en nombre de Cristo podía hacer cualquier cosa. Hice cosas terribles", contaba el hombre. Lo captaron de niño, lo manipularon, y le llevaron a cometer actos extremadamente violentos. "Cuando sales descubres que eres víctima y te descubres como una persona abusada". Espeluznante. Otro enfoque para las drogas duras. Por último, esta interesante noticia que Jaime Porras nos mandó desde Canadá. El Gobierno del país norteamericano ha dado un paso importante en materia de drogas duras. La semana pasada ha comenzado un proyecto piloto para permitir la posesión para uso personal de pequeñas cantidades de ciertas sustancias (como heroína, fentanilo, cocaína y metanfetamina) en la región de Columbia Británica. Esta provincia es epicentro de la crisis de muertes por sobredosis que golpea al país. La medida, aprobada por el ministerio de Salud de Canadá y solicitada por el Gobierno de esa provincia, tiene como objetivo privilegiar un enfoque basado en la salud pública y en la reducción de estigmas por encima del imperante de corte punitivo. "En vez de tratar a estas personas como delincuentes, se les dará cuidado y compasión. Tendrán acceso a información", indicaba Jennifer Whiteside, ministra de Salud Mental y Dependencias de Columbia Británica. Otros países como Portugal y Estonia ya habían optado por medidas similares. Habrá que seguir la evolución de proyecto canadiense y observar su utilidad para paliar las consecuencias de las adicciones. Muchas gracias de nuevo por seguir este boletín. El jueves que viene, un nuevo correo. Si le han reenviado este correo, puede apuntarse aquí para recibir la newsletter de Internacional. Puede seguir a EL PAÍS INTERNACIONAL en Facebook y Twitter. |
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