Buen día, El clima extremo y la guerra matan de hambre a Somalia. Así, sin paliativos. Está sucediendo. Pablo Guimón estuvo en los campos de desplazados de Dolow, en el sur del país. "Aquí, los balones no son balones. Tampoco los columpios son columpios. Lo más parecido a uno se encuentra a la entrada del precario hospital de Trocaire. Un balde de plástico negro que pende de cuatro cuerdas atadas a una báscula sujeta a un marco de madera", describe el reportero. Es la que se usa para pesar a los niños y comprobar que miles de ellos están gravemente desnutridos. La ONU calcula que, para este verano, habrá 1,8 millones de menores de cinco años con desnutrición grave. Os invito a leerlo y verlo, porque el reportaje incluye una fotogalería de Álvaro García. Una de esas que, a veces, te pide apartar la mirada. Pero hay que verlo. Miremos a Somalia en su crudeza. Esto me hila con otros tres reportajes destacados que incluyo en esta selección semanal. La falta de fertilizantes rusos está asfixiando las cosechas africanas. La guerra en Ucrania amenaza con hundir la productividad del campo en África, un continente castigado por el cambio climático. ¿Qué significa esto? Pues más hambre e inseguridad alimentaria, ese concepto que emplea la ONU para definir la situación de quienes se levantan por la mañana sin saber si ese día comerán algo. Cada día, son más. La falta de oportunidades, la miseria, la desesperanza, sobre todo entre la juventud africana, es el caladero en el que pescan los grupos extremistas, que prometen prosperidad económica a quienes se unen a ellos. Lo denuncia el PNUD en un revelador informe en el que concluyen que el dinero pesa más que la religión para unirse a estos grupos extremistas en la región subsahariana. Lo cuenta Beatriz Lecumberri. Y en el campo de las soluciones y quién tiene que impulsarlas en un mundo tan convulso ahora, una se pregunta quién pilota los esfuerzos para arreglar estos desastres. Gonzalo Fanjul viene a arrojar un poco de luz sobre lo que se llama la gobernanza mundial, cómo está fallando y, sobre todo, cómo tendría que reformarse para ser útil. Porque es necesaria, opina el experto en su análisis mensual. Dos pinceladas finales. Dos entrevistas. Dos mujeres. No os las perdáis. Yvette Mushigo, abogada y activista congoleña, rema a contracorriente para que la voz de las mujeres se escuche en su país, desgarrado por violentos enfrentamientos que han provocado desde hace un año centenares de muertos y decenas de miles desplazados. No habrá paz si las mujeres no tienen derechos Fatoumata Jallow, gambiana y una de las 130 millones de niñas y mujeres que han sido víctimas de la mutilación genital femenina, describe cómo es la vida después de haber sufrido esta grave violación de sus derechos humanos. Nunca tengo ganas de mantener relaciones sexuales Muchas gracias por leernos. ALEJANDRA AGUDO LAZARENO |