| Las lecciones que Trump no aprendió de Al Capone. El jueves 30 de marzo, Donald Trump se convirtió en el primer expresidente de Estados Unidos imputado por la justicia de su país. Pocas veces el adjetivo "histórico" se vio más justificado: La crónica de María Antonia Sánchez-Vallejo comenzaba así: Al final no ha sido ninguna de las grandes cuentas pendientes con la justicia la que ha acabado tumbando a Donald Trump, ni su papel en el asalto al Capitolio, ni el probado fraude fiscal de su emporio, condenado en diciembre en Nueva York; ni siquiera haberse quedado con documentos clasificados tras abandonar la Casa Blanca. El pago de dinero negro para tapar una aventura extramatrimonial en 2006, cuando su esposa Melania se recuperaba del nacimiento del hijo de ambos, será el motivo que lleve a Trump ante la justicia. Una causa menor en comparación con el resto, un simple asunto de alcoba, pero suficiente para hacer del republicano el primer mandatario de EE UU, activo o retirado, que se siente ante un tribunal.
Trump compareció este martes 4 de abril ante el juez y fue acusado de 34 delitos derivados de tres pagos para ocultar escándalos, uno de ellos por su aventura extramatrimonial con la actriz porno Stormy Daniels, en la campaña de las presidenciales de 2016. Este juicio trae a la memoria el del gánster Al Capone, quien el 17 de octubre de 1931 fue condenado a 11 años de prisión, no por ninguno de los 33 asesinatos de los que se le acusaba, sino por evasión de impuestos. "Capone", recordaba Jordi Soler en 2004, "se bajaba de su automóvil rumbo a la sala del juzgado, hacía una escala frente al carro de fruta que regentaba un humilde inmigrante italiano y, luego de un breve saludo, le daba un billete de cien dólares a cambio de una manzana. Aquel gesto de Capone, además de arrancar los aplausos de sus admiradores, pretendía sensibilizar a su favor al jurado que almacenaba pruebas y testimonios para emitir su veredicto". Tanta demagogia, tanto teatro impúdico sirvió de poco. Moisés Naím se preguntaba en 2017 en este diario "¿Qué puede aprender Trump de Al Capone y Richard Nixon?". El analista advertía: "'Lo que te hace caer no es el delito, es su encubrimiento' es una frase que se oye regularmente en los círculos del poder en Estados Unidos (y que es ignorada con la misma regularidad)". Cuando Naím escribió ese artículo, aún quedaba un año para que The Wall Street Journal publicara en exclusiva que un abogado de Trump gestionó el pago de 130.000 dólares (unos 120.000 euros) a una ex actriz porno por su silencio. Lo contó en este diario Pablo Ximénez de Sandoval en enero de 2018. La otra lección que Trump pudo haber aprendido del gánster y de Nixon, según Naím, es que la justicia siempre sigue el rastro del dinero. Y así ha sido esta vez. Dada la dimensión histórica del caso, he pedido al corresponsal jefe de la delegación de EL PAÍS en Washington que explique a los lectores de este boletín cómo se están organizando para afrontar esta cobertura. Y respondió con este texto que nos introduce de lleno en el fragor del juicio: "En el chat que usamos los periodistas de EL PAÍS que estamos en Estados Unidos, alguien compartió un enlace de una noticia de la CNN el pasado miércoles en que decía que el gran jurado que investigaba a Donald Trump se tomaría un descanso durante buena parte de abril, a partir del martes 5 y que no esperaba resolver sobre la imputación del expresidente antes. Todos pensamos que al menos tendríamos una Semana Santa tranquila. Sin embargo, al día siguiente, cuando menos lo esperábamos, saltó la noticia: el gran jurado imputaba a Trump. Tras los avisos en falso de Trump, estábamos preparados para la noticia, así que pudimos reaccionar rápido. Teníamos piezas de contexto (precedentes históricos, otros frentes judiciales de Trump, las claves del caso) preparadas para publicar y también el contenido básico para dar lo antes posible la noticia. Además, todo el equipo se puso manos a la obra y también fuimos publicando informaciones sobre la reacción de Trump y los próximos pasos. Decidimos abrir un directo con la ayuda de nuestros compañeros de México, donde está la redacción central de EL PAÍS en América. Dejamos también lista una pieza para que publicasen desde Madrid a la mañana siguiente sobre cómo influía esto en la carrera de Trump hacia la Casa Blanca y el plan del expresidente de entregarse el martes. Pronto se confirmó que así sería. Yo tenía planeado estar estos días de vacaciones. Me visitaban mis tres hijos y mi hermana con su familia y habíamos decidido pasar unos días en... Nueva York. Llegamos el domingo, el lunes pasamos por la Trump Tower y el martes les dije: haced turismo vosotros, yo tengo que trabajar. Nunca en mi vida he visto tantos periodistas juntos como este martes ante los juzgados de lo penal del sur de Manhattan. Me encantaría saber cuántos éramos, pero entre cámaras, fotógrafos, presentadores, redactores... Diría que varios cientos, quizá incluso más de mil. Mucho más que manifestantes, seguro. La cobertura era horrible, costaba tuitear cada foto y no había forma de subir un vídeo (muchos tuits se quedaron en el camino). Tampoco era fácil escribir, todas las cafeterías de los alrededores estaban llenas. Yo redacté la mayor parte de mi crónica sentando en un banco viendo cómo bajaba la batería del portátil, que a la vez servía de recarga para el teléfono. Aguantó. Era un día para la historia. Este miércoles, con un poco de suerte, tocan vacaciones de nuevo". Les dejo antes de pasar a Finlandia una serie de artículos que les vendrá de maravilla para adentrarse en los pormenores de un juicio verdaderamente histórico: La derecha gana en Finlandia. La primera ministra finlandesa, Sanna Marin, la socialdemócrata, de 37 años, la más popular de los políticos de su país, la mujer que capeó con éxito la pandemia de covid-19 y dirigió el proceso de adhesión a la OTAN tras la invasión rusa de Ucrania, perdió el domingo 2 de abril las elecciones parlamentarias ante partido conservador Coalición Nacional. Su líder, Petteri Orpo, se sitúa como el favorito para encabezar el futuro Gobierno del país nórdico. El efecto Sanna Marin no bastó para vencer la ola de conservadurismo que avanza en los países escandinavos. Nuestro compañero Carlos Torralba viene cubriendo desde hace varios años los países escandinavos. En su reportaje El norte de Europa gira a la derecha relató cómo se ha transformado en los últimos seis meses el bastión tradicional de la socialdemocracia europea. A Finlandia habría que sumar Suecia y Dinamarca, donde la derecha también venció en elecciones parlamentarias de los últimos seis meses. He aquí un párrafo clave de su reportaje: "Muchos analistas coinciden en que la caída del poder adquisitivo en los tres países, principalmente por la crisis energética y la espiral inflacionaria derivadas de la guerra en Ucrania, ha sido clave para aupar a los partidos de derechas. El aumento de la deuda pública, el envejecimiento de la población y el hartazgo ante el deterioro de algunos servicios públicos en los últimos años tampoco han beneficiado a los socialdemócratas". Pero no nos vamos aún de Finlandia. Porque, al día siguiente de conocerse el resultado de las elecciones… Finlandia se convirtió en el miembro 31 de La OTAN. María R. Sahuquillo contaba desde Bruselas: "La adhesión de Finlandia a la OTAN, con sus más de 1.300 kilómetros de fronteras con su vecino ruso, duplica las que comparte la Alianza con Rusia. Esto sucede en un momento de altísima tensión y cuando la invasión a gran escala de Rusia sobre Ucrania, que sigue alumbrando cambios geopolíticos mayúsculos, suma ya más de 13 meses". Mientras, tanto, y siempre relacionado con la guerra de Ucrania: De Ucrania a China, pasando por Rusia. La UE desembarcó en China para convencer a Xi Jinping de que dialogue con Zelenski sobre la guerra. Aquí tenemos la crónica, de María R. Sahuquillo. Desde el presidente español, Pedro Sánchez, hasta el francés, Emmanuel Macron, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen… los mandatarios europeos se han propuesto convencer al mandatario chino para que frene las ansias expansionistas de Putin. Mientras tanto, en la ciudad rusa de San Petersburgo, la explosión de una bomba en un restaurante terminó con la vida del conocido miliciano y bloguero de guerra prorruso Vladlén Tatarski. Las autoridades detuvieron al día siguiente a Daria Trépova, la presunta autora. Os dejo la crónica de nuestro corresponsal en Moscú, Javier G. Cuesta. Y ya que estamos en Ucrania, he aquí algunos reportajes hechos sobre el terreno. Conviene recordar que EL PAÍS ha mantenido una presencia constante en Ucrania desde el inicio de la guerra, en febrero de 2022. Y para terminar, recomiendo leer estos reportajes de nuestros compañeros en América: Muchas gracias de nuevo por seguir este boletín. La semana que viene, un nuevo correo. Si le han reenviado este correo, puede apuntarse aquí para recibir la newsletter de Internacional. | 
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