| El boletín de esta semana va de lo que vale la vida de un náufrago. De si todas valen lo mismo. La actualidad internacional de los últimos siete días ha estado marcada por dos rescates en alta mar. El primero, el del submarino Titan, un pequeño batiscafo con cinco tripulantes que pagaron 230.000 euros por descender a 3.800 metros de profundidad para vivir una experiencia única: la de ver con sus propios ojos los restos del mítico Titanic. El otro, el del pesquero Adriana, hundido en aguas del Jónico con 750 migrantes a bordo de los que solo 104 han podido ser rescatados con vida. Para el salvamento del primero, todavía hoy en curso, se han dispuesto todos los medios posibles: aviones, barcos y submarinos de Estados Unidos, Canadá, Francia y Noruega. En el caso del segundo, la descoordinación entre la agencia de fronteras europea (Frontex) y la Guardia Costera griega pudieron provocar que a varios cientos de personas, entre las que había varios niños, según los supervivientes, se las tragara el mar. ¿Vale más la vida de un turista millonario que la de un refugiado afgano o un migrante sirio? Un submarino de primera clase. El equipo desplegado para salvar a los cinco pasajeros del Titan "es el mejor del mundo", según aseguraron anoche desde Horizon Maritime Services, una de las empresas de apoyo de OceanGate, la organizadora de viajes turísticos para ricos al fondo del mar. Pese a la poca esperanza de rescatarlos con vida –las reservas de aire, si nadie lo impide, se acabarán este jueves–, aviones de rescate de EE UU y Canadá, un buque dotado de un sumergible y tres barcos de apoyo con las últimas tecnologías en sonar y robots marinos se desplegaron inmediatamente y peinaban anoche un lecho de mar equivalente a la superficie del País Vasco. El Titan perdió el contacto con el barco que lo desplegó en la superficie dos horas después de sumergirse el pasado domingo a 600 kilómetros al sur de las costas de Terranova (Canadá), en el punto donde se hundió el Titanic en 1912. Los servicios de rescate aseguraron este miércoles que habían detectado sonidos que podrían proceder de los ocupantes del batiscafo, tal y como contó nuestra compañera María Antonia Sánchez-Vallejo desde Nueva York. La cobertura de la desaparición del sumergible iba, además, acompañada de otra información con todos los detalles técnicos de la expedición elaborada por Raúl Limón, Laura Navarro Soler y Daniele Grasso, y publicada en la sección de Ciencia: Cristina Galindo, nuestra experta, entre otras cosas, en Turismo, escribió sobre las excentricidades de los viajes de ocio de los más ricos, que no dudan en pagar cantidades astronómicas para vivir las sensaciones más extremas y exclusivas. Y por último, Jacinto Antón, nos recordó el enorme poder de atracción que conserva aún hoy el legendario trasatlántico, que no pudo terminar su viaje inaugural al chocar contra un iceberg hace ya 111 años. Jacinto cuenta también el deterioro de sus restos, debido precisamente a las continuas expediciones turísticas que recibe desde su descubrimiento en 1985. Las incógnitas del Adriana. El inmenso dispositivo de salvamento desplegado para el Titan contrasta con la descoordinación y los retrasos que pudieron propiciar la desaparición de centenares de migrantes en el rescate del Adriana, hundido frente a las costas de la península del Peloponeso el 13 de junio. Más de una semana después, siguen las dudas sobre si las autoridades de salvamento griegas o Frontex actuaron con la suficiente diligencia para evitar tal número de muertes. Se sabe que localizaron el pesquero horas antes de que desapareciera y que sus pasajeros pidieron ayuda, pero gran parte de los supervivientes tuvieron que ser auxiliados por barcos privados que surcaban la zona. Hibai Arbide y María Martín han investigado cómo se pudo producir una de las mayores tragedias migratorias del Mediterráneo: Nuestros compañeros también han relatado los esfuerzos de Atenas por no dar información sobre lo ocurrido, lo que ha incrementado las sospechas sobre la mala gestión del rescate: Así como las versiones de otros testigos del rescate: Todo ello solo unas semanas después de que la UE alcanzara un pacto migratorio que endurece la acogida de demandantes de asilo, pero obliga a repartirlos por todo el territorio comunitario. El pasado 6 de mayo, la comisaria europea de Interior, Ylva Johansson, aseguró a este periódico que la primera prioridad de Bruselas debe ser siempre "salvar vidas" en el Mediterráneo. La pregunta, sin embargo, es obvia: ¿habrían tenido más suerte los migrantes y aspirantes a refugiados del Adriana con un dispositivo de salvamento similar al del Titan? Pesimismo en la contraofensiva. En Ucrania, dos semanas después del inicio de la anunciada contraofensiva, las noticias sobre los avances ucranios trasladan cierto pesimismo. Tras la explosión en la presa de Nova Kajovska, Kiev ha logrado arrancar muy poco terreno a Moscú en el sur, donde trata de romper el corredor ruso entre Donbás y la península de Crimea, anexionada por Rusia en 2014. Mientras, en el noreste, son los rusos los que están atacando mientras los ucranios tratan de mantener sus posiciones en Liman y Kupiansk, según nos informa nuestro compañero Luis de Vega: Nuestro enviado especial, que viaja con su cámara al hombro, también nos ha dejado este estupendo reportaje sobre drones desde el frente de Mala Tomachka, uno de los más calientes del conflicto en este momento: Un Biden ante el juez. Mientras los tribunales acorralan al expresidente de EE UU Donald Trump, entre otras causas, por acumular en su residencia de Florida –en el cuarto de baño, por ejemplo– cientos de documentos clasificados que se llevó de la Casa Blanca tras finalizar su mandato, la Justicia ha asestado esta semana un duro golpe a su sucesor y también candidato a la reelección, Joe Biden. Su segundo hijo, Hunter, llegó el pasado martes a un acuerdo con el Departamento de Justicia para reconocerse autor de dos delitos de fraude fiscal así como de la posesión ilegal de un arma lo que, previsiblemente, le permitirá evitar la cárcel. La confesión ha dado munición a los republicanos, que escudriñan desde hace años sus negocios por un supuesto conflicto de intereses con su padre. La historia la escribió Miguel Jiménez desde Washington: Biden, definitivamente, no ha tenido una buena semana. Solo un día después de que este lunes su secretario de Estado, Antony Blinken, visitara Pekín y se entrevistara con Xi Jinping para enfriar las tensiones entre ambos países, cometió el desliz de llamar "dictador" al presidente chino. Termino sin olvidarme del conflicto árabe-israelí, otro punto caliente estos días. Israel ha recrudecido sus incursiones en territorio palestino. El lunes empleó helicópteros en Cisjordania por primera vez desde 2005, causando cinco muertos, entre ellos un adolescente. Dos días después lanzó su primer asesinato selectivo desde ese mismo año acabando con la vida de tres palestinos a los que vinculaba con ataques a varios asentamientos. Muchas gracias por seguir este boletín. El jueves que viene, un nuevo correo. Si le han reenviado este correo, puede apuntarse aquí para recibir la newsletter de Internacional. |
']]}