| Les pediría que me acompañaran en un un nuevo periplo periodístico con inicio en la conversación que mantuvo ayer el escritor colombiano Héctor Abad Faciolince con nuestro compañero en Kiev, Luis de Vega. Solo unas horas antes de esta charla, Abad había sufrido el horror de la guerra, en un bombardeo que redujo a cenizas y escombros el restaurante, una pizzería, en el que comía junto a unos amigos. Estaba en la ciudad ucrania de Kramatorsk, en la región de Donetsk, para impulsar una campaña de solidaridad. El misil acabó con la vida de al menos 12 personas. Mientras escribo estas líneas, la escritora ucrania Victoria Amelina lucha por su vida. Esto le dijo el escritor colombiano a Luis: Un estruendo como brotado del suelo nos tiró como un rayo. Caía de todo y todo empezó a moverse en cámara lenta. Yo estaba lleno de salpicaduras negras. Pensé que estaba herido, pero no me dolía nada. Había escuchado que, cuando estás herido, nada te duele. Yo me mantenía en silencio, con el zumbido perpetuo de los oídos, que me siguen todavía pitando. Rodeado de gritos de miedos y dolor también en cámara lenta. Así me fui levantando.
Lean el resto del testimonio que publicamos este miércoles. Merece la pena, sin duda, aunque siempre, este tipo de historias, me dejan un poso agridulce. Compartirán conmigo que cuando las víctimas del terror de la guerra tienen nombres y apellidos, su drama, la realidad del conflicto, llega con más fuerza. Y no es que necesitemos intensidad, pero sí que nos lean. Eso, siempre. Dicho esto, sobra decir que todos los muertos de los que hablamos tienen nombre y apellidos, aunque en tantas ocasiones no reparemos en ello. Esta semana no tuve que rebuscar mucho para redactar este boletín. Simplemente dejo que fluya el torrente de información llegada desde el otro lado de los Cárpatos y que desde la noche del viernes nos tiene en vilo. Todo empezó con el levantamiento del jefe del grupo Wagner, Yevgueni Prigozhin, contra el Kremlin. Seguro que saben mucho de esta revuelta, pero recupero por si acaso las claves en las que servidor trabajó para que se pudiera entender mejor: Me gustaría trasladarles, por su esfuerzo al seguirnos, cómo vivimos las primeras horas del motín de mercenarios, del miedo a que la columna de vehículos llegara a Moscú, del temor a un conflicto civil, al análisis más sosegado de las opciones de la milicia wagnerita y el desenlace, rápido y sorprendente, de la asonada. Elijo algunas de las historias que publicamos estos días bajo las firmas de María R. Sahuquillo, excorresponsal en Moscú, hoy en Bruselas, Javier G. Cuesta, nuestro titular en la capital rusa, y Luis, del que ya hablamos anteriormente y que se encontraba en Kiev: Les contaré otra intimidad: como en cada gran cobertura, también en esta ocasión pedimos los análisis de los grandes expertos que en tantas ocasiones nos prestan sus firmas para colaborar en la interpretación de las noticias. Las opiniones y comentarios llegaron, pero pronto se quedaron viejos ante la detención de la columna de Prigozhin y el repliegue de fuerzas. No obstante, hubo uno que funcionó a la perfección, que desde el inicio supo ver lo que podía pasar y lo que estaba en juego. La rúbrica es de Carmen Claudín, investigadora sénior asociada en el Centro de Asuntos Internacionales de Barcelona (CIDOB): Cambio de tercio. Hasta que Prigozhin puso a sus hombres a trotar desde Rostov del Don en dirección a Moscú, nuestra intención era volcarnos en contarles las elecciones en Grecia. Hasta Atenas había viajado nuestro compañero en la sección de Internacional Francisco Peregil. En el país heleno se encontraba ya nuestro colaborador Hibai Arbide Aza. Ganó de nuevo, en esta reedición de las elecciones, el candidato conservador Kyriakos Mitsotakis, primer ministro reelecto. No hace mucho les estábamos hablando de Grecia, pero en aquella ocasión sobre la tragedia migratoria en el mar Jónico, en la que perecieron cientos de personas el pasado día 14 –permanezcan atentos porque contaremos más cosas sobre este drama en las próximas horas–. Francisco e Hibai habían reparado en que esto quizá podría afectar a la elección. No fue así y Grecia, su electorado, miró hacia otro lado. Pinchen en este link para ampliar la información. Recupero un par de artículos que permiten entender mejor el voto en este país europeo: No querría dejar Europa antes de recomendarles otros dos temas. En primer lugar, viajo a Portugal, en donde nuestra corresponsal, Tereixa Constenla, compartió unas horas con Luís Montenegro, líder de la oposición conservadora en Portugal. "No vamos a tener en el Gobierno ni políticas ni políticos racistas", es una de las cosas que Montenegro dijo a nuestra compañera. Lean la crónica viva de un día con el político del Partido Social Demócrata portugués. Y ya que hablamos de política, una llamada de atención, la de la victoria de la ultraderecha de AfD en el distrito alemán de Sonneberg. Nos lo cuenta Elena G. Sevillano desde Berlín: Mi compañero Manuel Altozano firmó el pasado boletín, en el que ahondó en una comparación terrible, pero inevitable: la búsqueda de supervivientes del sumergible Titan, en su expedición para encontrarse con el pecio del Titanic, en relación con las tareas para hallar a los migrantes del Jónico. La historia continúa. Esta madrugada, nuestra reportera en Nueva York, María Antonia Sánchez-Vallejo, nos informaba del hallazgo de restos humanos entre los fragmentos del submarino. Pero les dejo aquí el texto que publicamos este domingo de María Antonia que recorre la cadena de despropósitos que llevaron a la implosión del Titan: Finalizo más al sur, ya en Centroamérica, donde las urnas de la primera vuelta de las elecciones en Guatemala ofrecieron una sorpresa: el candidato Bernardo Arévalo se coló en la carrera para hacerse con la presidencia. Estos serán los contendientes: Muchas gracias por seguir este boletín. El jueves que viene, un nuevo correo. Si le han reenviado este correo, puede apuntarse aquí para recibir la newsletter de Internacional. |
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