Notas sobre cultura, feminismo e intimidad ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏ ͏
| | | | | Notas sobre cultura, feminismo e intimidad | | | | | |
Las que miran el reloj | NOELIA RAMÍREZ | | Todo lo que te interesa está en 'Clockwatchers' (1997) / IMDB | | | |
Cuando estudiaba la carrera, mi trabajo soñado solo debía cumplir dos requisitos: hacerlo sentada y sin uniforme. Esa era mi única meta laboral. Harta de agotar mi tiempo como azafata de ferias y perfumadora en pasillos de centros comerciales depresivos, y siendo hija de quienes siempre trabajaron de pie, el triunfo, en mi cabeza, era poder pasarse horas en una silla sin tener que aparcar tus vaqueros en una taquilla y que encima te pagaran por ello. Pronto entendí que el escritorio tampoco te libra del tedio. Y que la vocación, tan traicionera como para robarte el hambre y hasta el sueño, te engatusará para que acabes pensando que, ahí fuera, eso que llaman vida tampoco es para tanto. Supongo que de ahí viene mi obsesión y completa devoción por las ficciones sobre working girls. En novela, he devorado desde Tea Rooms de Luisa Carnés, a Lo mejor de la vida de Ronna Jaffe, pasando por Valle Inquietante de Anna Wiener o The New Me de Halle Butler. No importa la época en la que transcurran. O si llega en formato comedia con Cómo acabar con tu jefe o en fábula sobre la ambición capitalista como Armas de Mujer. Siempre me absorben todas esas historias en las que mujeres tan dispares como vibrantes comparten espacio y espíritu de supervivencia emancipada mientras (algunas) sueñan con vivir cosas más importantes. Pensé en lo distinto que se siente la fantasía laboral siendo chica en las ficciones cuando, en plena revisión de Mad Men —y poniendo ojos en blanco cada vez que otro creativo saca el whisky y se jacta de retrasar el fastidio de volver a casa con su mujer—, me topé con la increíble Clockwatchers, una joya indie de los 90 que no tiene nada que envidiar a Severance y, encima, es mucho más avispada y elocuente. | | | | | | |
| | Uno de los múltiples momentos estelares de Margaret (Parker Posey), en 'Clockwatchers'. | | | |
Protagonizada por Toni Colette, Lisa Kudrow, (la increíble) Parker Posey y Alanna Ubach, en esta película sobre la fascinante hermandad que se teje bajo el hastío corporativo está encapsulado absolutamente todo lo que me interesa: ejecutivos zalameros y condescendientes incapaces de recordar el nombre de sus secretarias, el jefe evasivo que se queja de todo y apela siempre al comodín de que todos son "una familia", el amargado que apenas reparte bolígrafos porque los trata como si fueran bonos del tesoro. Pero, sobre todo, Clockwatchers es la historia de esas chicas listísimas que saben que están infravaloradas y miran atentas el reloj de la pared, esperando a que a la manecilla llegue a ese punto mágico que les permita abandonar esa jaula y experimentar aquello que el sistema, ahí dentro, les niega. Hay algo disruptor en estas ficciones. Aunque nacieran pervertidas por el fantasma esencialista del ángel del hogar (la oficina como incordio previo a su auténtico destino final: ser esposas y madres), si algo desprenden estas tramas es que el trabajo, precisamente, no debería ser nuestro centro de gravedad. Con los años, he conseguido no tener que escaparme al baño con el único objetivo de sentarme sobre la taza cerrada y mirar mi móvil contando los minutos de descanso como hacía cuando era azafata. Pero le he dado muchas vueltas a todo esto mientras me perdía otro plan ahí afuera, una vez más, por tener que cumplir con otra entrega. A eso, nos vendieron, se le llama prosperar. | | | | | | |
Qué he consumido estas dos semanas | |
- Nos hemos vuelto ghost watchers en las redes: nadie postea nada que sean noticias de trabajo o personales (bodas, rupturas, nacimientos o llegadas de mascotas). ¿El resto? Solo estamos para chafardear. Sobre por qué ahora absolutamente todo se comenta en chats grupales o DMs. Qué certero esto sobre los nuevos mirones de internet en Embedded.
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En S Moda nos hemos obsesionado con: | |
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