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Una investigación por abusos sexuales, una entrevista a un nominado al Oscar y una disculpa | GREGORIO BELINCHÓN | | | | |
Hola a todos:
Arrancamos con disculpas. La semana pasada no hubo newsletter. El lanzamiento del reportaje sobre las acusaciones de tres víctimas de agresiones sexuales realizadas por Carlos Vermut se comió mis energías. Seguro que muchos ya lo habéis leído, aquí os lo dejo en cualquier caso, y ahora en esta newsletter voy a desvelar, en la medida de lo posible, algunos detalles. Además hablaremos de cine, por supuesto, y tengo un regalo: el miércoles hablé con Ilker Çatak, director de la alemana Sala de profesores, una película aparentemente sencilla y de factura clásica que envuelve una trama compleja y bien urdida, y que ha llegado hasta los Oscar: es la que cierra el quinteto de nominadas a los Oscar a mejor película internacional. Arrancamos. | | | | | | |
| | El cineasta Carlos Vermut durante una entrevista en unos cines de Madrid, en 2022. / JUAN BARBOSA | | | |
Me gustaría aclarar algunas cosas del reportaje del pasado viernes sobre las acusaciones de tres víctimas de Carlos Vermut. Primero, que es el resultado de 11 meses de trabajo, durante los cuales los tres periodistas que hemos realizado la investigación fuimos compatibilizándolo con nuestras labores habituales en nuestras secciones. Eso sí, nunca estuvimos parados, porque nunca hubo nadie que nos llamara y nos dijera: "Me pasó esto", sino que fue labor de hormiguita. Me explico: a las víctimas llegamos tras el clásico chivatazo "a una amiga le ocurrió algo con alguien", y desde ahí rastreamos, deshilvanamos la madeja, ganamos la confianza de esas mujeres. Quedando, charlando...
Tampoco fuimos a por alguien. Hablamos con mucha, mucha gente del audiovisual español. Escuchamos. Nos reunimos. Seguimos hablando y reuniéndonos incluso hoy. Cuando por fin esas tres mujeres se abrieron y nos relataron lo ocurrido (entre ellas no se conocen), empezamos a chequear cada detalle de sus conversaciones: acceso a sus móviles, fotografías, testigos... Tuvimos como guía la investigación colombiana del medio Volcánicas sobre Ciro Guerra. A los testigos más cercanos les preguntamos por el eco de lo ocurrido. A quien se lo contaron, que qué recordaban y qué les aconsejaron. Porque había que explicar por qué no denunciaron en comisaría (ni en sus empresas, cuando la agresión nacía de una relación laboral). A los más lejanos les preguntamos, por ejemplo, si habían estado en una concierto o en unas jornadas universitarias y si habían visto a una victima con Carlos Vermut. También decidimos avanzar en otras vías, como el ambiente de trabajo que rodeaba al cineasta, detalles que nos ayudaran a comprender por qué nadie dijo nada. ¿Hubo gente que nos mintió? Sí, ha ocurrido: para proteger a Vermut. Curiosamente, contra ellos se volvieron sus propios whastapps.
Y llegaron las expertas: abogadas, psicólogas, catedráticas de Derecho penal que nos iluminaron en las zonas grises o legales del relato. Porque sí, hay zonas grises, como ocurre en toda historia en la que se ven envueltos seres humanos. Las tres víctimas firmaron declaraciones anónimas juradas para demostrar, si llegara el caso, ante un juez que existen, quiénes son y que reflejamos la historia que nos contaron.
Llamamos a Vermut. Tuvimos con él tres conversaciones largas para que se explicara. Respondió el tiempo que quiso y/o necesitó. Sus palabras son (salvo alguna pequeña corrección por temas de edición) las que habéis leído. Finalmente, por su edición, el reportaje se postergó en su publicación unos días. Sé que muchos de mis compañeros de los premios Feroz piensan que el lanzamiento se hizo coincidir con su gala. Quien es periodista sabe que casi nunca un autor de un reportaje controla la fecha de su publicación. Personalmente me di cuenta de la coincidencia a media tarde del jueves, al volcarlo en papel (cuando se mete el texto en su espacio en las páginas de papel), y por eso nos acreditamos para asistir a los Feroz a minutos de que se cerrara el plazo de la convocatoria, al inicio de la noche del jueves. En esa alfombra roja el viernes nunca preguntamos a nadie su opinión sobre Vermut ni sobre el reportaje, sino si lo habían leído, y, si así era, si creían que podía suponer un cambio en el audiovisual español. Espero que fuéramos rigurosos y amables, al menos así lo intentamos, y así sentí que nos entendió la mayor parte de quienes hablaron ante la cámara de EL PAÍS. Recuerdo que la noche del jueves, nos fuimos a casa pensando: "¿Nos leerá alguien? ¿Tendrá repercusión? ¿Habrá apoyo a las víctimas?". Sí, hubo eco y, para ellas, miles de palabras de ánimo. | | | | | | |
| | Desde la izquierda, Javier Calvo, el ministro de Cultura, Ernest Urtasum, la vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, y Javier Ambrossi, en los Premios Feroz. / ÁLVARO GARCÍA | | | |
No puedo desvelar mucho más. Gracias a quienes nos apoyaron y nos ayudaron. También hubo, y hay gente, que no nos cree, que tampoco cree necesario este tipo de investigaciones. Poco puedo decirles.
Pero, sobre todo, gracias a esas tres mujeres que confiaron en nosotros, porque lo hicieron a ciegas. Una vez publicado el reportaje, nos han ido llegando más casos. De más señalados. Creo que ahora se puede entender cómo afrontamos esta investigación, nuestra seriedad y rigurosidad. Que pueden confiar en EL PAÍS. Hemos seguido escuchando, ahondando en viejas líneas de investigación y abriendo nuevas ante testimonios que recibimos, y ante nuevos señalados. A todas esas mujeres, gracias.
Acabo. En este camino estuvimos en varias reuniones de muy distinta índole en las que enfrente teníamos a mujeres y a hombres, y fue sintomático ver cómo ellas sí nos entendían y abrazaban la historia, mientras algunos de ellos, no. Ese camino lo hemos hecho tres periodistas, Ana Marcos, Elena Reina y yo. Muy distintos, 100% compatibles, cero egos. Estoy muy orgulloso de nuestra labor y de nuestra relación. Y a ellas les agradezco infinito su paciencia conmigo y con mis neuras. A casa llegamos muchos días desmadejados. Y hemos llorado.
Nunca dudéis de que escribimos para vosotros, los lectores. Vosotros y vosotras en la mayoría de los casos nada tenéis que ver profesionalmente con el cine, sencillamente lo disfrutáis. Seguid haciéndolo. Una cosa no quita la otra. A la vez, sospecho que muchas habréis visto algún comportamiento en vuestro entorno similar a lo contado. O lo habéis sufrido, porque la mayor parte de los abusos sexuales nacen de abusos de poder. No lo toleréis. | | | | | | |
Qué maravilla 'Sala de profesores' | | | | | | | |
| | Ilker Çatar, en el rodaje de 'Sala de profesores', junto a la protagonista, Leonie Benesch. | | | |
El miércoles, en un momento de calma, charle por teléfono con Ilker Çatar, el director alemán que está detrás de Sala de profesores, la última de las cinco candidatas al Oscar a mejor película internacional que llega a las salas españolas, la historia de cómo un robo provoca un estallido en el frágil ecosistema de un colegio. Çatar acababa de aterrizar en Berlín, tras semanas locas de promoción, de vuelta a su casa y para formar parte de uno de los jurados de las secciones de la Berlinale, antes de que se celebre la ceremonia de los Oscar.
Hablamos de educación: "La única manera de conseguir una sociedad justa es una educación pública. Yo no fui un alumno fácil. Pero si he llegado hasta aquí ha sido por esa educación: procedo de una familia de inmigrantes turcos. Mi abuelo era un campesino y yo represento a Alemania en los Oscar". E insiste: "Si la educación se privatiza, se acaba la democracia; los privilegiados aumentarán sus privilegios, los desfavorecidos no podrán adquirir conocimientos". | | | | | | |
| | Leonie Benesch, en una imagen de la película. | | | |
Ahora bien, ¿es Sala de profesores una película sobre educación? "Es que no lo tengo claro. A mí me interesaba investigar la cuestión de la verdad, sobre cómo cambia la definición de verdad en un mundo arrasado por las noticias falsas".
¿Es, por tanto, Sala de profesores un espejo de la sociedad alemana? "Si te refieres a las diferentes procedencias de los alumnos y el profesorado, sí. Si te refieres a la primera acusación a un estudiante de familia inmigrante, también. Pero no hubo mayores intenciones". Una imagen que nos lleva de manera automática a las aulas públicas españolas. Sin embargo, Fatih Akin decía (me dijo), en la promoción de El monstruo de St. Pauli, que Alemania necesita más espejos que le muestre sus caras más oscuras. "¡Quién soy yo para llevarle la contraria a Fatih! Él siempre tiene razón, y si sirvo como espejo, si mi trabajo provoca entretenimiento, primero y ante todo, y después reflexión, seré feliz".
Durante años, Çatar ha tenido, como él mismo define, una extraña relación con el éxito. "Es que hice películas que gustaron a los críticos, con las que acabé contento, y nadie las vio. Cumplidos los 40 años, de repente, me llega la nominación al Oscar. Es raro...", ríe por teléfono. Lo merece.
Por cierto, Sala de profesores ha gustado a casi todo el mundo. Aunque no a todos: aquí tenéis la crítica de Carlos Boyero, a quien le ha dejado tibio. | | | | | | |
Otros temas interesantes | | Vamos con un repaso ultrarrápido. | | | | | | |
| | Greta Gerwig y Margot Robbie, en el rodaje de 'Barbie'. | | | |
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| | La actriz y cantante Ana Belén, junto a los directores de cine Javier Ambrossi y Javier Calvo, presentadores de los premios Goya, este martes en Madrid. / ZIPI (EFE) | | | |
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| | Elia Suleiman, en la Filmoteca. / ÁLVARO GARCÍA | | | |
- Elia Suleiman visita España. Soy muy fan del trabajo de Elia Suleiman, el Buster Keaton palestino. En España se han estrenado algunas de sus películas, cócteles de humor, reflexión social y activismo político. Mi compañero Caio Ruvenal le entrevistó la semana pasada por su visita a la Filmoteca Española, para acompañar un ciclo sobre su cine, y le dijo cosas muy interesantes, como: “Siento la presión por parte de la prensa que me continúa preguntando sobre Gaza todo el día. Quieren que sea un representante político. No se dan cuenta de que llevan consigo un discurso colonial que te encierra en una nacionalidad, incluso si no todas mis películas tienen que ver con Palestina”. Aquí podéis leer la entrevista completa.
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| | Mads Mikkelsen, en 'La tierra prometida'. | | | |
Vuelve Mads Mikkelsen a la cartelera española, y Elsa Fernández-Santos habla de él, y de su papel en este drama histórico: "Su personaje central es un capitán del ejército ya veterano, hijo de un noble y una criada, que, con sus conocimientos de topógrafo, se embarca en una solitaria aventura: la conquista de los páramos de la península de Jutlandia".
Podéis leer su crítica completa aquí.
'Misántropo'. Damián Szifrón. | | | | | | |
| | Shailene Woodley, en 'Misántropo'. | | | |
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| | Un momento de 'En el Adamant'. | | | |
Para Ocaña, el nuevo documental del francés Nicolas Philibert, Oso de Oro en la pasada Berlinale, "es al mismo tiempo el retrato de un grupo de hombres y mujeres de todas las edades necesitados de ciencia y de calma, de calor y de conversación, de cuidados y de consejo, y una reivindicación de la necesidad, de la obligatoriedad, de una sanidad pública con recursos suficientes".
Podéis leer la crítica completa aquí.
Acabo de escribir justo cuando amanece en Madrid. Os recuerdo que en EL PAÍS seguimos investigando el abuso y el acoso sexual en el audiovisual español. Si lo has sufrido o conoces a alguien que lo haya sufrido, Elena Reina (ereina@elpais.es), Ana Marcos (amarcos@elpais.es) y yo mismo (gbelinchon@elpais.es) estamos para escucharte. Han sido días duros, por los ecos de lo publicado y, sobre todo, por los testimonios que seguimos escuchando. A todos los que leéis esta newsletter os agradezco infinitamente vuestra atención, paciencia y comprensión.
En Twitter, para cualquier consulta, soy @gbelinchon.
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| | GREGORIO BELINCHÓN | Es redactor de la sección de Cultura, especializado en cine. En el diario trabajó antes en Babelia, El Espectador y Tentaciones. Empezó en radios locales de Madrid, y ha colaborado en diversas publicaciones cinematográficas como Cinemanía o Academia. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster en Relaciones Internacionales. | | | | |
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