Con mujeres africanas, cineastas y con mucho talento. Así de bien rodeadas hemos amanecido hoy en Tarifa, donde estamos participando en la 21º edición del Festival de Cine Africano de Tarifa (FCAT). Este año, las pioneras del cine africano y el afrofeminismo son los protagonistas. Es decir, mujeres que han peleado por hacer películas en contextos muy complicados. Sin apenas financiación, a menudo obligadas a ser autodidactas, en un entorno que dudaba de forma persistente e insultante de su criterio y que ahora que el cine africano está de moda, se encuentran también presionadas para hacer un cine adaptado al gusto occidental.
Aquí hemos conocido a Cyrielle Raingou, una directora camerunesa que ha dirigido un documental alucinante titulado Le Spectre de Boko Haram. Raingou ha pasado siete años rodando de forma intermitente en el norte del país, cerca de la frontera con Nigeria, en un poblado custodiado por el Ejército y asediado por el terrorismo de Boko Haram. Retrata una violencia durísima, pero sin mostrar una gota de sangre; desde la mirada y los sentimientos de los niños del pueblo, que se empeñan en que su vida siga siendo infantil y alegre. Cuenta Raingou que trabajó en un equipo en el que ella era la única mujer y que el cuestionamiento fue una constante. "¿Tú estás segura de lo que estás haciendo?", no se cansaban de preguntarle. La película es una maravilla y ella tiene un discurso feminista muy potente que en los próximos días podréis leer aquí, en Planeta Futuro.
Otro encuentro que nos ha impactado es el que hemos tenido con Myriam Birara, la directora ruandesa de The Bride [la novia], una película que cuenta desde la intimidad más opresora la vida de una mujer en un matrimonio forzado y fruto de los secuestros que proliferaron en su país en los noventa. Es el pasado, pero que conecta con el presente de unas mujeres que han decidido seguir en silencio, no hablar de cómo se produjeron esos matrimonios en los que siguen conviviendo, sin que ni siquiera sus hijos sean conscientes. “Tienen que quedarse dentro de ese matrimonio porque ya no son vírgenes. Si vuelven a la sociedad, son mujeres consideradas dañadas”, nos contó Birara.
Hemos visto también clásicos de las pioneras como La Zerda ou Les chants de l’ oubli [La Zerda o las canciones del olvido], de principios de los ochenta, en el que Assia Djebar hace un retrato demoledor de los estragos de la dominación colonial en el norte de África. Y también Une porte sur le ciel [una puerta al cielo], de Farida Benlyazid, la gran pionera del cine marroquí, con la que pudimos conversar con calma durante un videopodcast que podéis ver aquí, y de la que aprendimos muchísimas cosas, también cómo era ese Tánger de los cincuenta y los sesenta. Dejó una recomendación para las jóvenes que se plantean hacer cine: “Hay que quererlo. Si lo quieres, lo consigues”.
Mientras parte del equipo veíamos películas y conocíamos a estas grandes mujeres, el resto de las compañeras en Madrid, Nairobi y esta semana también en Ginebra ha seguido trabajando duro para haceros llegar historias importantes e interesantes.
Una de ellas, dolorosa, pero necesaria, es la que firma Beatriz Lecumberri y en la que cuenta el destino que ha corrido el equipo de natación de Gaza. Es a la vez una radiografía de la tragedia que atraviesa cualquier grupo humano en la Franja tras casi ocho meses de una guerra en la que el Ejército israelí ha pulverizado una sociedad que aspiraba a la normalidad. De este valiosísimo videorreportaje, con imágenes enviadas con enorme esfuerzo desde tiendas de refugiados de Rafah, y del impacto que ha tenido os hablaremos más adelante en otra newsletter.
Desde la asamblea general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Patricia Rodríguez nos ha contado las claves de una negociación crucial para la salud global: cómo estar preparados para la próxima pandemia, que podría estar ya entre nosotros. Y sobre todo, cómo evitar que pase como sucedió con la covid-19, cuando las vacunas y los recursos llegaron a los países del Sur Global tarde y mal.
Por último, desde los campos de refugiados saharauis, Alejandra Agudo nos ha contado cómo se encuentran al borde de la “tragedia humanitaria” por falta de comida. |