Después de un mes en el equipo de Planeta Futuro, me toca estrenarme con la newsletter. En estas semanas de aterrizaje, he tenido que cambiar mucho el chip: de estar pendiente a diario de lo que se conoce como "actualidad" en un medio generalista como EL PAÍS, a editar y leer sobre temas que normalmente quedan en la periferia, escondidos, o directamente no se publican, pero que afectan a millones de personas. Un choque de realidad.
Entre los temas que hemos publicado esta semana, me ha llegado mucho este reportaje de Ana Carbajosa desde Philippi, en Sudáfrica, quizás porque trata de chicas tan jóvenes como mis hijas que tienen que acudir a escondidas a ponerse una inyección para intentar no contagiarse del VIH. En un país con ocho millones de personas con el virus y con una desigualdad estructural, es su única forma de protegerse porque no se pueden fiar de sus propias parejas, o porque "el consentimiento es un privilegio al que no pueden acceder", como afirmaba Linda-Gail Bekker, al frente del Centro Desmond Tutu para el VIH de la Universidad de Ciudad del Cabo. En este contexto, se ha puesto en marcha un proyecto piloto para administrar gratis, en tres caravanas en un aparcamiento, la CAB-LA, la profilaxis preexposición (PrEP).
"A menudo son niñas que no tienen sexo de forma regular. Puede que empiece el semestre escolar y que necesiten un uniforme nuevo o comprar compresas y tengan que recurrir al sexo transaccional, a cambio de dinero”, explicaba Anne Githuku-Shongwe, directora regional de Onusida para África del Este y del Sur. La situación se agrava, por ejemplo, con las sequías cada vez más recurrentes: las familias no tienen qué comer y las niñas se convierten en moneda de cambio.
Reconozco que en estas últimas semanas, he tenido que mirar muchas veces el mapa para localizar los sitios de los que informamos. Uno de los más recurrentes es Sudán, donde seis millones de personas han huido de sus hogares tras un año de conflicto, y donde cada vez se acumulan más pruebas de que se está cometiendo una nueva limpieza étnica, como contaba aquí Marc Español. El jueves, Human Rights Watch publicaba un informe que documenta las atrocidades cometidas por las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido en El Geneina, la capital de Darfur Oeste: homicidios generalizados, búsqueda de personas masalit para ejecutarlas, uso de explosivos en zonas densamente pobladas, asesinatos selectivos de miembros destacados de la comunidad, violaciones, torturas y detenciones arbitrarias.
Y mientras en África millones de personas huyen de las guerras, la sequía, el hambre o la falta de oportunidades, Europa no es que mire al otro lado, es que genera con su política migratoria de externalización del control un caos que es la fuente de un fabuloso negocio, como explicaba en esta tribuna Gonzalo Fanjul, que analiza el Pacto de Migraciones y Asilo: "Lejos de la vista de los votantes europeos, la política de externalización es responsable de decenas de miles de muertos, esclavizados y torturados en la telaraña de las rutas de la migración africana". Algo en lo que pensar de cara a las próximas elecciones a la Eurocámara. Por suerte, también nos cruzamos en la sección con temas, por así decirlo, más alegres. Sin ser fan de este género, me ha encantado conocer a Arka’n Asrafokor, un grupo de metal de Togo que ha colado uno de sus temas en la lista de las 10 mejores canciones del momento de la revista británica Metal Hammer, referente entre los amantes del rock duro. Rodrigo Santodomingo hablaba con su líder, Kodzo Rock Ahavi, y lo contaba aquí.
Gracias por leernos, y hasta la semana que viene.
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