Por WhatsApp se comunicó Antonio Jiménez Barca con Husam, un palestino que vive en Gaza junto a su esposa y cinco hijos. El intercambio de mensajes de voz, texto y videos ha acabado convertido en una cobertura especial en la que podéis escuchar, leer y ver cómo es el día a día de un pequeño empresario en este enclave en guerra, bajo las bombas israelíes, sin casi alimentos, ni agua, ni electricidad… Ni certidumbre alguna.
Sin este recurso, hubiera sido imposible —porque los periodistas internacionales no tienen permiso para entrar en la franja de Gaza—, conocer la historia de este hombre de 54 años, que está casado, que es padre de cinco hijos, que estudió Empresariales en Madrid y que por eso habla español, que trabajó en bancos, que regentaba su propio negocio de importación de ropa y que su mujer, Suhaila, de 42 años, también trabajaba elaborando comidas y postres.
Este especial cumple literalmente esa función que se le atribuye al periodismo de darle voz a las personas de las que informamos. Confieso que, por muchas noticias que haya leído ya sobre la guerra, los bombardeos, el goteo constante y diario de muertos y heridos, viendo las dolorosas fotos de niños ensangrentados o cadáveres envueltos en sábanas, escuchar a Husam y entrar en Gaza a través de sus mensajes me ha puesto los pelos de punta.
No voy a desvelar más detalles para que seáis vosotros los que os trasladéis también Gaza. Preparaos los cascos y para cantar a algún gol.
A veces los informes también nos ayudan a comprender qué está pasando en la Franja, de nuevo, a falta de periodistas internacionales en terreno gazatí. Destacan dos que se han publicado esta semana:
Desde Jerusalén, las últimas noticias que nos cuenta Luis de Vega, son que Jan Yunis, en el sur del enclave, se ha convertido de nuevo esta semana en el principal escenario de la guerra, otra vez. Y otra vez obliga a huir a 150.000 personas.
Esto escribe:
"En estos casi diez meses de contienda, Israel apenas ha conseguido cerrar ninguna de las batallas clave que ha abierto a lo largo de Gaza. El proceso suele ser siempre el mismo. El ejército asedia, expulsa a los ciudadanos, golpea, se retira y, semanas o meses después, regresa porque comprueba que su objetivo de desactivar la resistencia armada palestina no ha sido logrado. Una espiral de violencia y muerte, por el momento, sin fin".
Husam sigue en Gaza, pero 15 niños con enfermedades y heridas graves consiguieron salir por el paso de Rafah, cuando todavía estaba abierto en mayo, hacia Egipto para ser atendidos de sus dolencias y lesiones, imposibles de tratar en la Franja, donde el sistema sanitario está prácticamente destruido y el poco que queda está colapsado. Este miércoles han llegado a España, junto con 27 familiares, para recibir asistencia en hospitales españoles. De vez en cuando, la actualidad nos da una tregua de tragedias.
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