| ¡Buenos días! Lo ocurrido estos días es histórico y por ello arranco con análisis sobre el pacto del PP con Vox. Sin olvidar el drama en el Mediterráneo.
Creíamos que Feijóo se iba a consagrar como el gran derogador, pero otras etiquetas empiezan a superar a la anterior: es el gran normalizador de la ultraderecha en España; y el gran camaleón. Me explico. Llama la atención su maleabilidad: donde antes defendía gobiernos en solitario ahora prefiere coaliciones urgentes con la ultraderecha; donde antes defendía que gobierne la lista más votada ya prefiere desalojar al PSOE ganador (Elche, Extremadura, ciudades de Castilla-La Mancha); donde antes consideraba inaceptable pactar con Bildu por sus listas con terroristas ahora negocia, acepta y celebra el pacto con un condenado por violencia machista; y donde antes criticaba a Sánchez por aferrarse al poder ahora lo abraza (al poder) a cualquier precio. Y esto solo acaba de empezar. El pacto de coalición de PP y Vox en la Comunidad Valenciana, exhibido con orgullo y anunciado a bombo y platillo el martes sin agotar los plazos, sin disimular, sin amagar siquiera con un intento de gobernar en solitario para distanciarse en lo posible de la ultraderecha, tiene las bendiciones expresas de Feijóo. El líder popular lo defendió ayer: "Vox ha sido determinante, lo ha votado mucha gente". Feijóo se justifica en que el PSOE no le va a permitir gobernar. Se jacta de que Vox ha aceptado su única condición, que es retirar al líder condenado por maltratar a su mujer. Y se lo ha puesto fácil a Vox: solo tiene que poner a un maltratador al frente y, con retirarlo, ya ha superado el veto. Por simplificar. El PSOE, mientras, tiene nueva munición para su campaña. Y reorganiza su estrategia. Y Abascal, por su parte, pone alto precio a sus siguientes apoyos. Vamos a hablar de ello: Contra los carriles bici o las leyes de igualdad Hemos hecho el ejercicio de rastrear por todo el territorio el precio de pactar con Vox. La ultraderecha está imponiendo cuestiones como desmantelar los tres carriles bici de Elche, eliminar zonas de bajas emisiones, derogar leyes de igualdad o memoria o la del plurilingüismo en la Comunidad Valenciana, según los acuerdos que se van alcanzando o lo que han aireado en la campaña. Podéis leer todos el escenarios aquí. Más sobre los pactos electorales: En Madrid: los fieles de Ayuso Feijóo ha hecho un guiño al electorado de Ciudadanos a la vez que contenta a Ayuso al fichar como segunda en la lista por Madrid a Marta Rivera de la Cruz, consejera de la Comunidad de Madrid por el PP después de haberlo sido por Cs. También recupera en esa lista a Manuel Cobo, que fue el segundo de Gallardón cuando era alcalde de Madrid. Y a muchos afines a la presidenta madrileña. En Murcia: pulso con Vox Aquí las cosas han sido diferentes. El PP de Murcia, que quedó a dos escaños de la mayoría absoluta, ha dejado a Vox fuera de la Mesa del Parlamento regional. Los populares tendrán la presidencia y la vicepresidencia y, el PSOE, la segunda vicepresidencia. La ultraderecha amenaza con provocar la repetición electoral. Veremos. En Ourense: adiós a Baltar Baltar, que fue denunciado por conducir a 215 kilómetros por hora, renuncia a continuar como presidente de la Diputación de Ourense. Ejercía el cargo desde 2012 y lo había heredado de su padre, que lo fue durante 22 años. Una convulsión en Galicia. En Castilla-La Mancha: un órdago Órdago de Emiliano García-Page, único socialista con mayoría absoluta. El presidente castellano manchego ha propuesto al PP la fórmula que tanto ha defendido Feijóo: que gobierne la lista más votada en seis de las siete grandes ciudades de esta comunidad. Al PSOE le corresponderían así Toledo, Guadalajara y Talavera; y, al PP, Albacete, Ciudad Real y Puertollano. En Cuenca el PSOE puede gobernar sin problemas. El PP no necesitaría así a Vox, que quedaría sin poder institucional. Pero el PP sugiere que no: donde puedan gobernar con Vox, habrá acuerdos. Vamos ya con otras cosas. Morir a las puertas del sueño europeo Decenas de migrantes han muerto al naufragar un pesquero al sur de la península griega del Peloponeso. Las fuerzas de rescate calculan que 78 personas han muerto. 106 han sido rescatadas con vida, pero en el barco viajaban unas 400, por lo que se temen muchas más víctimas. Puede ser una de las mayores tragedias en las rutas migratorias de los últimos meses. El pesquero partió desde Libia con destino a Italia. Un buque de la Guardia Costera griega se le aproximó en la noche del martes y ofreció ayuda pero, según esta versión, los migrantes la rechazaron. Querían continuar. Horas más tarde, volcaron. Miremos este dato: 3.800 migrantes murieron en 2022 en las rutas desde Oriente Próximo y Norte de África. De ellas, 2.761 perecieron en el mar. Y hoy contamos otra historia terrible de migración: Palizas y muerte en la frontera bielorrusa Carlos Torralba nos cuenta un drama que está ocurriendo en la frontera entre Bielorrusia y Letonia desde hace dos años. Minsk utiliza la migración para molestar a la UE. A raíz de la llegada de decenas de personas, Riga suspendió la directiva comunitaria de asilo y emprendió devoluciones masivas en caliente. Por la fuerza. Muchos se quedan atrapados en tierra de nadie hasta siete meses: hambrientos, helados, desesperados. Podéis leerlo todo el relato aquí. En pocas palabras: Y una recomendación: Mi compañero Juan Carlos Galindo, especialista en novela negra, presenta su primera incursión en el género, Hontoria. Nos lo cuenta Laura Fernández. ¡Gracias por leerme! ¡Y feliz jueves! Berna González Harbour boletines@elpais.es | 
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